Crónica de las TDN 2022

Las TDN de 2022 han sido particularmente especiales porque suponen un pasito más hacia la vuelta a la normalidad. Regresar a Mollina fue maravilloso: volver a ver a los viejos amigos, pasar días sin mayor preocupación que elegir la actividad lúdica en la que vas a participar, charlar todo el tiempo sobre temas que te entusiasman y tomarme la libertad de excederme con las comidas gracias a esas raciones generosas que preparan los restaurantes del lugar. Es como acampar junto a un manantial después de haber pasado el año caminando sin descanso, a veces ascendiendo por acantilados peligrosos, y volver de nuevo a la marcha animoso y recuperado.

Este año me he hospedado en el Hotel Saydo, un establecimiento de carretera especializado en alojar ingleses, que posee una piscina olímpica y una pequeña urbanicación donde vive su clientela permanente. Ha sido tan acogedor como otros años en los que hemos pernoctado allí. Posee un personal amable y atento que resuelve cualquier eventualidad de forma rápida y eficaz. Lo único malo de la estancia fue que algún asistente a las jornadas me rozó el lateral y el espejo del coche en el aparcamiento y se fue sin dejar una nota para realizar el correspondiente parte amistoso, lo cual no le habría supuesto gran inconveniente porque el problema lo habría resuelto la aseguradora. Así que me toca llevarlo al chapista y asumir el coste de la reparación.

En cuanto a las partidas de rol, como otros años he participado como jugador ya que en casa siempre soy el director de juego y me gusta observar cómo hacen las cosas otros compañeros y aprender de ellos.

Estas son las partidas que jugué:
 
Rapto en Zalabria. Es una aventura de Tesoro y Gloria dirigida por Telmo Arnedo. Una verdadera delicia tanto por la pasión con la que la narró como por la historia y la implicación de los compañeros. El juego me resultó muy sencillo y divertido. Lo tengo desde hace años en mi biblioteca y lo leí en su día, pero no lo he llegado a dirigir todavía.

Asedio a Saxemberg. Una aventura de Achtung Cthulhu! con el sistema Fate dirigida por Funysky. Tanto la historia como la ambientación me resultaron una maravilla, al igual que lo bien que funciona una partida de los Mitos con Fate. Es una verdadera pena que esta ambientación no haya funcionado bien en España, porque tiene muchas posibilidades. No sé si recogerá el testigo otra editorial, pero si no es así, me planteo comprar suplementos en inglés.

Terror rojo. Una aventura ambientada también en la II Guerra Mundial, pero con toque vampírico e Ysystem, el reglamento genérico del grupo Walhalla. La dirigió Jorge Carrero, a quien fue un placer conocer en persona. Me tocó interpretar a un médico nazi bastante fanático con el que me divertí de lo lindo (y estuvo a punto de palmar). El sistema de juego me pareció bastante ágil y divertido, y se le está dando bastante cariño para que se convierta en un referente.

Mechatron: error fatal. Mechatron es un juego de la serie Mutant Year ambientado en una ciudad de robots que me recordó mucho al videojuego Stray, todo un éxito por incluirse de forma gratuita en el PS Plus. La aventura la dirigió Pedro J. Ramos con su habitual maestría, así que lo pasamos en grande. Me encantó ser el robot chatarra con su motosierra oxidada.

La visita de don Carnal. Terminé las jornadas con una aventura para Ablaneda, dirigida por José Masaga, que es un verdadero mago de la narración, la interpretación y la puesta en escena. Es un juego que representa muy bien el tono de las historias de los cuentos clásicos. Me encanta la idea de vivir aventuras en un espacio acotado lleno de detalles.

Aparte de las partidas, aproveché para conversar con amigos y conocidos, visitar las tiendas del polideportivo, nadar en la piscina del hotel y dar algunos paseos por el pueblo. En el polideportivo eché de menos la zona de videoconsolas que pusieron otros años, y también algún puesto más de libros de rol. Es comprensible que cueste arrancar de nuevo.
Me sorprendió que este año la temperatura fuese mucho más suave que otras ocasiones, en las que poner un pie en la calle al mediodía era como caminar por una sartén. Incluso se podía jugar tranquilamente con una mesita en la calle gozando de una brisa fresca, algo impensable otros años, donde la brisa fresca parecía en realidad el aire en movimiento de un horno.

Conclusiones
Las jornadas como siempre han sido fabulosas. Estoy deseando volver, a ser posible con alojamiento en el Ceulaj para evitar tanto desplazamiento entre el hotel y el recinto. Desde aquí quisiera felicitar a la organización por la tenacidad y el buen hacer de recuperar un evento tan querido por los aficionados.

Un placer volver a veros a todos. ¡Hasta la próxima!

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