Memoria de 2020

Por fin termina el año que los roleros empezamos con la broma de decir que era el del doble crítico, aquel en el que todo debía salir bien. Por desgracia, ha sido el peor que se recuerda de nuestra historia reciente. Cerramos el año con la monstruosa cifra oficial de más de 50.000 muertos, 1,85 millones de casos y una nueva cepa del coronavirus más contagiosa si cabe. A eso se suma una crisis económica galopante, que ha marcado las políticas de contención del virus por parte del sector político presionado por la patronal, priorizándola frente a la salud.
El año termina también con algo de esperanza, la difusión de la nueva vacuna que ayudará a combatir la que me temo que será la plaga del siglo XXI, como ya lo fuera la gripe en el siglo XX. Veremos si son eficaces ante la rápida mutación del virus. Desde luego serán también el gran negocio del siglo para las farmacéuticas.

Rol y escritura

Este año de 2020 he jugado menos que en 2019. No he podido asistir a ninguna jornada de juegos y tanto por razones laborales como familiares a mi grupo le ha costado reunirse. Normalmente lo hemos hecho a través de Skype y Roll20, lo cual ya era costumbre el año pasado. No obstante, pese a las dificultades y no gozar de aquel ritmo maravilloso de una partida semanal, sí que hemos podido acabar la campaña de D&D que llevábamos entre manos: La prueba de Lenzen, que tuvo un final magnífico y estoy deseando que algún día podáis leer editada en papel, lo cual tendrá lugar si los hados son propicios.
Más cerca de su publicación está Tambores de Guerra, cuya publicación acordé con Nosolorol este verano y ya se encuentra anunciada en su web para que salga a finales de 2021. No obstante, me gusta ser cauto respecto a la fecha de salida por si se produjera algún retraso.
En primicia también diré que mientras cuente con el apoyo de los lectores no tengo intención de detenerme en el desarrollo de esta línea de aventuras en la historia reciente y que ya he empezado a trabajar en un nuevo proyecto. En este momento llevo veintidós páginas escritas de ambientación histórica (13.000 palabras), que es como siempre el capítulo más delicado de escribir. A medida que avance os contaré más detalles. Estimo que, si todo va bien, pueda acabar de redactar el texto en un par de años, pero todo depende de cómo progrese. Me gusta trabajar de forma pausada para que las cosas salgan bien y estar, en la medida de lo posible, a la altura de las circunstancias. Cada línea, cada párrafo de esta clase de libros, suponen horas de lecturas, investigación e indagación.
Mi idea es que todas estas aventuras estén interconectadas, no ya en la trama principal, que con Tambores acabó cerrada, sino con la de los personajes secundarios que vuelvan a aparecer.
Volviendo a las partidas, aparte de Lenzen, como ya os comenté, he vuelto a Comunidad Umbría para jugar a rol por foro. La partida que tengo en marcha continúa a un ritmo pausado por las fechas que son, tengo ganas de poder avanzar con la fluidez habitual.
Este 2021 me gustaría empezar una nueva campaña con mi grupo, pero me temo que la que he empezado a redactar todavía está muy verde como para iniciarla en enero, así que puede que mientras tanto acuda a otras aventuras que tengo escritas o a libros publicados, que también vienen bien para conocer y explorar diseños de otros autores.

El Juguetero

Como ya sabréis, el Juguetero, mi opera prima, lleva más de un año a la venta. El apoyo que le ha dado la comunidad ha sido para mí una verdadera sorpresa, teniendo en cuenta que salió dentro de una línea de aventuras autojugables con un número muy modesto de seguidores y que, además, no deja de ser un experimento basado en unir la microhistoria con el mundo de los juegos de rol (un producto de nicho dentro de un nicho, vamos). Por ello solo puedo deciros a todos gracias, muchas gracias. Sin ese soporte, lo que está por venir no sería posible.
La red se ha llenado de reseñas y partidas retransmitidas del Juguetero, donde los participantes se han empleado a fondo para representar la historia de la mejor forma posible, con ideas maravillosas que la enriquecen y la hacen ya no solo mía, sino de la comunidad de jugadores, lo cual es la esencia de nuestra afición.
He tomado buena nota de todas las críticas, tanto las positivas como las adversas, para tenerlas en cuenta en futuros trabajos. Algunas ya han tenido eco en Tambores y en Lenzen y otras las aplicaré en el que llevo entre manos, dentro de mi camino de aprendizaje. Nunca se sabe lo suficiente y a lo largo de los años solo me doy cuenta de lo que todavía me queda por aprender.

Compras

Pese a que este año he sido comedido respecto a otros en la noble tarea de ampliar mi colección rolera, no he podido evitar añadir nuevos ejemplares a mis estanterías. La falta de espacio empieza a ser algo preocupante, hasta el punto de que hace poco tuve que empezar a llevar cosas que ya no utilizo al almacén familiar para poder ubicar más libros. El rol se queda en casa, of course ;-)
Hace poco estuve hablando con una amiga sobre la idea de crear un centro lúdico-cultural cuando me jubile y donarlo todo a las generaciones venideras. En su defecto, también está mi viejo proyecto de crear un mausoleo lleno de trampas y colocar el sarcófago con mi cuerpo momificado encima para pasarme la eternidad jugando a Dragones y Mazmorras en el Más Allá (TM) y de paso divirtiéndome viendo a incautos aventureros tratar de saquear mi rol ancestral.

Venga bonitos, venid, venid a saquear rol.
 


Videojuegos

Como habréis visto los habituales del blog, este año una parte considerable de mi tiempo libre lo he dedicado a los videojuegos, dadas las dificultades para jugar a rol presencial. Son una buena manera de desconectar del trabajo y obviar la claustrofobia por estar tantas horas en casa. Aunque puedan parecer un mero pasatiempo e incluso una forma de desperdiciarlo, lo cierto es que también aprendo mucho sobre diseño de mundos, retos, problemas y obtengo ideas para mis escritos.
Hace muchos años tuve una pequeña discusión con un profesor de la universidad que argumentaba que los videojuegos no aportan otra cosa que adicción, pero siempre he sostenido que agudizan la habilidad y el ingenio.

Futuros proyectos

¿Más? ¿No habías hablado de...? Bueno, esto que quiero transmitiros es más bien un propósito de cara al futuro, cuando acabe lo que tengo entre manos. De esos que no sabes si se materializarán, pero al menos la intención es buena. Un mensaje en una botella para mi yo de dentro de unos años.
Repasando lo que he creado hasta ahora me he dado cuenta de que me he centrado en desarrollar libros de aventuras de rol oscuras. Tanto el Juguetero como Tambores se encuentran dentro del ciclo de los Mitos de Cthulhu, lo que de entrada significa que, dado el género de terror u horror en el que se enmarcan, su contenido debe ser tenebroso e incluso pesimista. A eso se le suma su imbricación con la historia de España en el siglo XX, la cual pasa por un sistema corrupto y oligárquico, dos dictaduras y una república que no llega a fraguar. Solo al final de este encuentra una salida democrática que hace que el país progrese de forma asombrosa, teniendo en cuenta lo que habían sido los precedentes, y esta democracia, pese a los enormes avances que ha ofrecido a la sociedad española, también se sustenta sobre el poso del pasado, con todo lo bueno y lo malo. Por lo tanto, al pesimismo cósmico lovecraftiano se une el apartado crítico de nuestro pasado reciente, lo que da como resultado, tal y como decía, a libros llenos de claroscuros. Lo mismo sucede con el trabajo que llevo entre manos.
La prueba de Lenzen no se separa de este tono. Se trata, a grandes rasgos, de la historia de unos aventureros que se enfrentan a un enorme complejo laberíntico de un poderoso señor esclavista del mundo prehistórico. A medida que avanzan van descubriendo mucho más acerca de las prácticas de este tirano y la magnitud de todos sus crímenes.
Con todo, una vez acabe lo que tengo entre manos, una idea que no sé si fraguará es la de escribir algo alegre. Quizá una aventura folletinesca con capa y espada, una alocada historia de aventuras en cualquier época, una historia de espías tipo James Bond, ciencia ficción fantasiosa o incluso algo en línea infantil tipo Rudesindus —Rudesindus es un cuadernillo maravilloso que recomiendo a todos, una delicia—. En cualquier caso, algo desenfadado que te pueda arrancar una sonrisa y hacer que te olvides de todo.

Conclusiones

Todos comenzamos este 2021 con la esperanza de que las cosas mejoren, de que se acaben los tiempos interesantes y vivamos un año sosísimo, tranquilo y relajado. No quiero hacer pronósticos para no gafarlo, pero la causalidad no lo tiene difícil para que apreciemos cualquier mejora como algo caído del cielo.
De 2020 me quedo con las mejores cosas: mi familia, las reuniones con los amigos —aunque sean a distancia—, los alumnos que tanto cariño me dieron, los lectores que tanto apoyo me han dado, los diseñadores de rol y videojuegos que tantas horas de disfrute me han ofrecido y los dioses que, al menos, han tenido el buen gusto de no mandar un meteorito o provocar una invasión extraterrestre. Si se les ocurre algo nuevo para este 2021, ya puestos, podrían despertar los Primigenios, que no están las cosas para males menores. ¡Iä, iä, Cthulhu fhtagn!

¡Feliz año!

Comentarios

  1. No me había pasado por aquí en su momento, así que lo hago ahora para desearte suerte con todos tus proyectos este año. Sí, igual escribir algo alegre te viene bien, aunque solo sea por cambiar un poco ;).

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  2. Muchas gracias por los ánimos, Carlos :-)
    Iré pensando, a ver si se me ocurre algo bueno, aunque me queda mucho trabajo por delante todavía con lo que tengo empezado. De momento, voy anotando ideas :D

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