Life is Strange, un videojuego sorprendente

Últimamente he vuelto a mi vieja afición a las aventuras gráficas, un género de videojuegos que solía disfrutar mucho en los años noventa y que me encantaba porque estaba enfocado al desarrollo de historias interactivas, lo cual, a la hora de la verdad, es lo que más me motiva cuando enciendo la consola o el ordenador. Como sabéis, hace muy poco jugué de tirón las dos primeras aventuras de Shenmue y me lo pasé tan bien que la inercia me llevaba a seguir en ese género. El diciembre pasado pusieron en Xbox Game Pass toda la saga de Life is Strange y ya que soy suscriptor del servicio, he aprovechado para probar.
Life is Strange trata sobre una jovencita insegura, retraída y empática amante de la fotografía, de nombre Max, que estudia en una academia de Oregón y en una clase tiene unas visiones de lo más raro sobre un tornado que amenaza con destruir su pueblo. En el baño y por casualidad se topa con una pelea que acaba muy mal y descubre que tiene el poder de retroceder en el tiempo para cambiar las cosas. A partir de ahí empieza una historia donde se mezclan el día a día de los adolescentes y sus problemas con cuestiones propias de la ciencia ficción y el suspense, todo ello narrado con una estética y ambientación muy propias de las series juveniles para televisión. A mí particularmente me ha recordado mucho a una que veía cuando tenía la edad apropiada que se llamaba Es mi vida (1994), protagonizada por Claire Danes y emitida en España por el canal Buzz, pero la referencia puede ser sustituida por cualquier serie actual en esa línea donde aparezcan los tópicos habituales: el instituto, las pijas, los machitos, los marginados, el profesor modernillo, el director intransigente, el bedel menospreciado, las drogas, el acoso, los celos, etc.
Aparte de la propia estética de serie juvenil, el juego todavía se acerca aún más al mundo televisivo porque se presenta en formato episódico, con lo que forma una miniserie de cinco capítulos y cada uno de ellos acaba con un gancho de suspense que deja pendiente al jugador de la próxima entrega.
El hecho de que la protagonista tenga la capacidad para cambiar sus decisiones modificando la línea de tiempo significa que lo que hagas en la historia cuenta para su desarrollo. No al nivel de las obras de Quantic Dream, pero se le acerca. No quiero profundizar mucho más en este aspecto porque la gracia del juego está precisamente en descubrir paso a paso sus posibilidades. Solo he de decir que las situaciones se resuelven de una manera muy imaginativa y que resultar original en un tema tan trillado como los viajes en el tiempo es admirable.
Life is Strange es un juego de adolescentes para adolescentes, eso hay que tenerlo claro, tanto por la estética, como por el lenguaje, como por los problemas que se tratan. Pero la historia se desarrolla con tal habilidad que desde el principio resulta atractivo incluso para un jugador adulto. A veces la diferencia generacional le va a resultar chocante a una persona que ya tiene una edad, no obstante determinadas situaciones o comentarios seguro que van a arrancar alguna que otra sonrisa irónica o nostálgica, sea por antítesis o por reflejo. Recomiendo tener un poco de paciencia al principio porque es mucho menos infantil de lo que puede aparentar.
La versión en castellano adapta de manera correcta el lenguaje coloquial norteamericano, algunas veces con exceso de libertad porque no se corresponde lo que dicen los protagonistas con los subtítulos, pero lo cierto es que las licencias le otorgan bastante riqueza expresiva —dentro de que el argot juvenil no es precisamente cervantino—.
A diferencia de las aventuras gráficas clásicas, en Life is Strange es muy difícil quedarse atascado. Hay algunos rompecabezas, pero son sencillitos y, como es habitual en los juegos actuales, si tardas un poco en resolverlos, la protagonista te ayuda con sus comentarios. La gracia del título no es superar el reto de los diseñadores sino disfrutar con la historia y tomar algunas decisiones difíciles. En ese sentido está muy cerca de la película interactiva. Pese a la ausencia de reto, resulta placentero de jugar.
Para concluir diré que el juego me lo he pasado de tirón porque la historia me ha mantenido en vilo desde el principio. La trama se ha compuesto por capas y se va complicando poco a poco, resultando cada vez más oscura. También es cierto que usa algunas trampas muy habituales en los melodramas televisivos con el fin de conmover al jugador, pero funcionan perfectamente. Los autores hasta han tenido su lado mordaz incluyendo algún «thanks por crying» en los títulos de crédito debido al alto nivel de manipulación anímica.
El modo en el que se reflejan los problemas de los adolescentes y cómo tratan las consecuencias de sus actos hacen de Life is Strange un juego que puede ser de interés para trabajar con estudiantes y generar un debate en el aula o directamente en casa. En la historia se habla de cuestiones como la amistad o los sentimientos en esa etapa de la vida, por lo que resulta muy sugestivo para dialogar sobre ello y no reducirlo a una mera experiencia lúdica. Cada vez los videojuegos me parecen una vía más interesante para el aprendizaje que además parten de la ventaja de resultar atractivos a los jóvenes.

La estética del juego es genial, desde la publicidad hasta la tipografía

Comentarios

Entradas populares de este blog

Memoria de 2022

El Juguetero en otros sistemas

Los amantes de Elche, aventura para Hardboiled