Life is Strange: Before the Storm

Hace poco hablaba de una aventura gráfica que me había gustado mucho: Life is Strange, una historia de problemas adolescentes aderezada de viajes en el tiempo. Debido a su éxito, en 2017 sacaron otro juego episódico que contaba los acontecimientos previos teniendo esta vez por protagonista a la mejor amiga  de Max Caulfield, una jovencísima Chloe Price en su etapa más rebelde.
El juego comienza con Chloe yendo ella solita tras una larga caminata a una actuación de un grupo de música punk en un aserradero poco recomendable, donde obviamente no dejan entrar a las chiquillas de 16 años. Allí, como es de esperar, se mete en problemas, pero gracias a eso tiene la oportunidad de conocer a otra alumna de la academia Blackwell, una tal Rachel Amber, nombre bastante conocido para los jugadores de la primera aventura y con la que iniciará una intensa amistad que no tardará en convertirse en amorío. Así pues, todo el juego gira en torno a la relación que se establece entre las dos muchachas, Chloe como adolescente de familia pobre que acaba de perder a su padre, la cual detesta al nuevo novio de su madre y quiere liberarse de las convenciones sociales, y Rachel, como alumna modelo, de familia rica, hija del fiscal del distrito, que vive bajo unas normas en las que no cree y desea seguir su propio camino sin ataduras. Ambas se complementan en la senda de descubrimiento personal y búsqueda de su propio espacio en el mundo.
Hay que decir que el personaje de Chloe es más dinámico que el de Max Caulfield. Mientras Max era una muchacha que siempre pensaba en el bienestar ajeno, incluso por encima del propio —de ahí sus continuos viajes en el tiempo—, Chloe es más impulsiva, caprichosa e impertinente: bebe, fuma marihuana, roba, pintarrajea y manipula a quienes tiene alrededor. Tampoco tiene el poder temporal de Max, así que en este juego desaparece el factor fantástico y se centra en el tema de las relaciones afectivas.
El desarrollo e interpretación de Chloe me ha encantado. Desde los gestos hasta el doblaje, la interpretación es inmejorable. El personaje es absolutamente creíble en todo momento: esa forma desgarbada de caminar y esos movimientos de adolescente pasota. Rachel también está muy bien construida y el gran logro es conseguir transmitir al jugador la fascinación que siente Chloe por la muchacha, lo que se convierte en una especie de viaje de retorno a la adolescencia para quien no lo sea.
El apartado musical y el ritmo del juego son tan buenos como los del primero. Sigue siendo de un avance tranquilo para que te puedas detener en los detalles, pero consiguen implicarte totalmente en el desarrollo de la historia.
Algo que me ha encantado como aficionado a los juegos de rol es que en un tramo de la aventura Chloe puede jugar una partida de Dungeons & Dragons con unos compañeros y que además se encuentren numerosas referencias a lo largo de toda la historia. Es un momento hilarante y que nunca había visto en una aventura de este tipo.
Solo ha habido un par de cosas que no me han acabado de agradar. Conociendo los acontecimientos futuros, la belleza de la historia se mueve de manera sutil entre lo trágico y el mal gusto hasta que llega un momento en el que esa sutileza desaparece. Eso y el propio final del juego, que en mi opinión no tiene ni la intensidad ni interés del resto de su desarrollo. Da que pensar que tuvieron algún problema de presupuesto porque además la conexión entre presente y futuro merecía o más contenido jugable o un episodio extra. Hay que señalar que esta aventura es mucho más corta que la anterior y te la vas a acabar prácticamente de una sentada.
Pese a ello, tanto el juego original como este son una delicia. Para el jugador joven tendrán mucho que ver con su propio mundo y para el adulto, como quien escribe estas líneas, es un viaje a una época pasada pero que nunca se olvida.

Chloe y los roleros de la Academia Blackwell en plena partida

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