Otro blog de texto escrito por un rolero en 2017, ¡horror!

Pues sí, siguiendo la contracorriente iniciada por el venerable maestro Ricard Ibáñez he pensado que era un buen momento para abrir un nuevo blog. No es el primero que abro ni el primero en el que participo. Allá por los años 2004 —qué jovenzuelo paliducho era— tuve un par de ellos. Primero en los espacios de Messenger para hablar de cine y subir fotos de los viajes con los compañeros de la universidad y luego, cuando cerraron el chiringuito, otro en Blogger para hablar de lo mismo y para compartir apuntes de historia, ya que por aquellos momentos me había convertido en el centro de la mafia estudiantil. Ya sabes, pssst, psst, tengo material del bueno, las últimas noticias sobre la ubicación de Tartessos, esto te va a dar un viaje —temporal— de los buenos.
Más adelante trabajé en un blog personal de historia moderna con la obra de Erasmo de Rotterdam como tema central. No, no es que pasase de traficar con drogas blandas como los pueblos prerromanos a algo realmente potente para los sentidos como el intercambio epistolar entre Erasmo y Lutero. Fue un trabajo de clase obligatorio al que le terminé cogiendo el gusto y tuvo algo de éxito entre los estudiantes de secundaria, necesitados también de que alguien les salvase de entregar el último día el trabajo de clase.
Entre ellos y los neonazis.
Por alguna razón los señores de un grupo de neonazis pensaron que las ideas del señor Erasmo iban a traerles de nuevo la luz. Y bueno, se les ocurrió que ese elogio de la locura erasmista tenía que ver mucho con la sociedad decadente que ellos deseaban ver organizada a su manera y que mi blog les estaba instruyendo. Cada cual interpreta la película a su manera. Si me aburro los de asuntos internos les tendieron una trampa.
El blog de Erasmo duró como siempre hasta que los que ofrecían el servicio tuvieron a bien cerrar el chiringuito. Acabada la carrera se terminaron los privilegios de estudiante, entre ellos el espacio en Internet.
De eso hace un porrón de años y desde entonces no he vuelto a tener blog. Me introduje en los vericuetos insondables de las redes sociales y las utilizo para hablar de lo divino y lo mundano. Y me encantan, gracias a ellas estoy al día con todos los temas que me interesan y además puedo estar en contacto con personas con afinidades e intereses similares a los míos. Pero lo cierto es que un blog a la vieja usanza —y me resulta raro utilizar esa expresión para una cuestión informática— permite explayarte a todo trance y además tener la información organizada.
En una red social no existe criterio de clasificación, todo es información en bruto, aquí puedes crear un índice, páginas, tener una nube de etiquetas, ordenación por fechas, todo eso. Los videoblogs de Youtube también son tentadores porque todo se trata de encender la cámara del ordenador y desbarrar a gusto sin sentir el poco seductor golpeteo de tus dedos contra el teclado mecánico del ordenador, pero sucede lo mismo que con las redes sociales, es difícil encontrar la información una vez tienes muchos, y si no trabajas con un guión establecido te va a quedar algo tan videoaficionado como lo que hace Willie el de mantenimiento en el aparcamiento.
Bromas aparte, la intención es tener un espacio virtual donde pueda compartir comentarios o reflexiones sobre los temas que más me gustan. A veces con un estilo desenfadado como el que he usado para esta primera entrada y otras con uno más formal. ¿Qué temas son esos? Pues como todo hombre forjado en las entrañas de la facultad de historia soy muy aficionado al cine, la literatura, los juegos de rol, los videojuegos y todo aquello que tenga que ver con contar las cosas extraordinarias que les ha pasado a gente poco corriente. Así pues voy a dedicar este blog a hablar de lo que me apasiona, que es la Historia, las historias, los medios en los que se cuentan y cómo contarlas.
¡Hasta pronto!

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