Breve Historia de EEUU, de Philip Jenkins

Mi lectura más reciente ha sido la quinta edición de la Breve Historia de Estados Unidos de Philip Jenkins, un libro de divulgación que hace un repaso a la trayectoria de ese país desde el establecimiento de las trece colonias hasta el inicio del mandato de Donald Trump en 2017.

El profesor Jenkins nació en 1952 en Gales, su campo de estudio es la historia y está actualmente relacionado con la Universidad Baylor de Wako (Texas). Codirige el programa de estudios históricos sobre religión, una de sus especialidades, y en su juventud se formó en la prestigiosa universidad de Cambridge. Es autor de una treintena de libros en los que predomina la temática de historia y religión. Ha colaborado también en las publicaciones Atlantic Monthly, Wall Street Journal, New Republic, Boston Globe, Los Angeles Times, Christian Century, USA Today, First Things, American Conservative y en Books and Culture.

Bajo mi punto de vista, a la hora de elegir una obra de divulgación es importante asegurarse de que quien escribe es especialista en la materia y además cumple con el requisito de expresarse con la necesaria objetividad y de usar la metodología adecuada. Es frecuente encontrar obras de historia general de escaso valor que, aún con la mejor de las intenciones, están escritas por aficionados que incluyen errores de bulto o crean un relato dirigido a ratificar sus propios intereses políticos o los de su audiencia.

El libro está estructurado mediante capítulos cortos en los que predomina un lenguaje riguroso pero accesible a cualquier tipo de lector interesado en la materia. La edición en castellano incluye una buena cantidad de mapas y tablas para que no sea necesario recurrir a obras auxiliares, lo cual es de agradecer y muy útil. Además se presenta en una edición sencilla en formato bolsillo y a un precio asequible (15€).

En cuanto a los contenidos, destaca que no solo sea un competente resumen de la historia política del país sino la considerable incidencia que hace el autor en su historia cultural. Sus estudios sobre la religiosidad y la variedad de credos en la sociedad norteamericana ofrecen una perspectiva interesante que otras obras generales no llegan a abordar y de hecho ayudan en gran medida a comprender el crisol de inquietudes espirituales que hay hoy en Estados Unidos y sus conflictos, que tienen origen en la época colonial y, obviamente, inciden en la mentalidad o mentalidades que han configurado el país.

En los apartados dedicados a la cultura me ha gustado especialmente la inclusión de listas por orden cronológico que recogen a los autores y las obras literarias más destacadas de cada época para invitar al lector a leerlas y sumergirse en la problemática social del momento en el que fueron producidas. En los apéndices señala que son el modo más genuino de acercarse a esas realidades de un modo que ningún libro de historia puede que llegue a lograr.

Otra cuestión de interés que aborda muy bien es toda la historia de los movimientos sociales y los problemas que los suscitan, cómo además el poder político asume el reto en cada momento hasta llegar a la época actual. Asimismo, con una postura crítica que expone las luces y las sombras de cada caso. La conclusión, puedo aventurar, es la misma a la que llegaba Josep Fontana en El siglo de la revolución, nos hemos encaminado hacia un proceso de acumulación de riqueza a velocidad de vértigo por parte de un pequeño porcentaje de la población y de un constante empobrecimiento de las clases medias que supondrá y supone problemas que pueden desembocar en una fuerte inestabilidad política y en el ascenso de opciones populistas de distinta índole.

Lo que menos me ha gustado del libro se encuentra en los capítulos finales y se trata de la crítica a la política de Clinton por no haber empleado suficiente mano dura en la lucha contra el terrorismo, al que hace responsable de forma velada de no haberse podido evitar el 11-S. De hecho llega a tratar de forma implícita los llamados daños colaterales como un mal asumible, lo cual, al menos para quien escribe estas líneas, resulta difícil de digerir. Me voy a tomar la libertad de citar el texto:

«Visto retrospectivamente, el desinterés de Clinton por la defensa nacional y la política antiterrorista fue muy nocivo. Una y otra vez, los mismos grupos de terroristas islámicos habían golpeado ya intereses norteamericanos durante su gobierno, matando a cientos de civiles y personal militar —en Arabia Saudí en 1996, en África Oriental en 1998 y en Yemen en 2000—, y aun así la administración nunca contraatacó de manera eficaz. Cuando lanzó misiles de castigo contra objetivos terroristas, como en 1998, la preocupación por evitar bajas civiles consiguió que los ataques fueran absolutamente ineficaces».

El autor califica las políticas respecto a Irak de la época de Clinton como «confusas e indecisas» por ser timorato a la hora de atacar un país soberano. También critica el retroceso del poder de los servicios de inteligencia por temor a la hostilidad pública. Particularmente, una visión respecto a la guerra global contra el terrorismo que no puedo compartir porque supone alentar de nuevo la idea de Estados Unidos como guardián del mundo y justifica la invasión de la soberanía de otras naciones.

Conclusiones

Los Estados Unidos de América tienen y han tenido una influencia notable en la historia del siglo XX. Vemos sus series y películas, leemos su literatura, usamos su tecnología, nos influye la moda que viene de ese país y tanto su política exterior como su economía inciden de una manera u otra en nuestras vidas. Pese a ello, es un país bastante desconocido y sus particularidades culturales nos llegan de manera fragmentaria. Si preguntas a alguien de tu entorno, probablemente desconozca qué son las trece colonias, qué influencia tuvo España en los territorios que ocupa esa nación, cómo funciona realmente su sistema político, por qué no tiene un sistema sanitario como el nuestro y muchas otras cosas, como, por ejemplo, dónde se localizan los famosos estados que se mencionan tanto en las películas, que obviamente tienen una ubicación espacial y no están en una extraña nebulosa de palabras ni en la Tierra Media.

Este libro contribuye de forma notable a obtener una visión global de la historia y de la cultura de ese país. Como obra de divulgación es excepcionalmente competente y desde luego las cinco ediciones que ha tenido desde 1997 indican que ha tenido un merecido éxito entre el público.

Como suele pasar en los libros de historia que llegan hasta la época presente, a medida que nos acercamos a los sucesos que estamos viviendo es difícil que el autor no tome partido y exponga sus propias afinidades políticas o conclusiones sobre cuestiones delicadas, con las que el lector no tiene por qué estar necesariamente de acuerdo. Como he expuesto, no puedo estarlo.

Al margen de eso, en mi opinión es un libro totalmente recomendable tanto por contenido, como por formato y por precio. De hecho creo que la editorial ha acertado con ello para que llegue a la mayor cantidad de gente posible. No será el último que compre de esa línea.

Una edición sencilla, manejable y barata,
con un tamaño de letra adecuado,
perfecta para llevarla a cualquier parte.

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